Hoy el cielo ha decidido ponerse a compás mio. Está gris,
oscuro, triste, él también llora. Me siento y le miro, me da igual que las
gotas mojen mi cara, por unas más… Me pregunto que le pasará, por qué está
triste… Igual le han decepcionado, o le han engañado, no hay nada peor que eso… Me gustaría que me contestase, igual se
siente sólo y yo puedo escucharle, apoyarle y ayudarle. Pero obviamente es
imposible. Así que me pongo a contarle lo que me pasa, por qué yo también estoy
triste, porque también lloro. Se que no me escucha y que mucho menos me va a
ayudar, pero me siento identificada con él, si tuviese vida sería el que más me
entendería.
A veces pasan cosas inesperadas, y te parece tan raro que
decides no fiarte. Quizá porque le conoces demasiado bien. Se te acumulan los
sentimientos, todos en la garganta haciéndose un nudo. Entonces tragas saliva
esperando que ese nudo baje y se deshaga, pero cada vez va a más. Es un
sentimiento extraño, no quieres que jueguen contigo, pero tampoco quedar como
una borde. Estás echa un lío y no entiendes nada… Cierras los ojos fuerte,
cuentas 3 y les abres esperando que todo fuese un mal sueño y volviese a la normalidad,
pero no, todo sigue igual. Cada vez se te acumulan más cosas y revientas,
¿cómo? Echandote a llorar. Parece que te desahogas algo, pero los problemas no
se ahogan entre las lágrimas. Quizá lo que tiene que pasar es tiempo, y ver
como se desarrollan las cosas.
Puede que sólo sea una mala racha. Yo me quedo esperando ese arcoíris que dicen que sale después de la tormenta.